miércoles, 9 de mayo de 2007

¿PUBLICIDAD O PROPAGANDA ELECTORAL?



Hace unos días en el magnífico trabajo sobre La Publicidad publicado en El Tinglado por Lourdes Doménech de dejé un comentario propio sobre los términos publicidad y propaganda.

Puede que sea útil para el trabajo con los alumnos, pero también también le veo sus peligros. La prueba la tendremos en la tediosa campaña electoral que nos espera. Comprobaremos en vivo y en directo las escasas diferencias que tiene con la venta de un coche o unas vacaciones en el Caribe. La distorsión, la desinformación, el verbalismo vacío, etc. primarán sobre una información seria, responsable y argumentada, que respete al ciudadano como tal. ¡Cualquiera se atreve a hacer pensar!

Transcribo el comentario aquí:

En realidad la diferencia entre propaganda y publicidad es, de por sí, retórica, formalista, académica.

Por eso en nuestra lengua casi todo el mundo habla solamente de publicidad ("publicidad electoral", "publicidad institucional", etc.) y los medios sólo tienen tarifas de publicidad. Sin embargo, por la semántica de los dos términos, habría que hablar mejor de propaganda para referirse a ambos. Hacer propaganda es atraer la atención y ensalzar algo para obtener la adhesión y propagarlo, sea una doctrina, un producto o un servicio.

Lo que la diferencia a la propaganda-publicidad de otros métodos de comunicación es que su pretensión fundamental y primigenia no es la de informar o comunicar, sino la de persuadir por todos los medios: manipulación, desinformación, tergiversación, exageración, verbalismo vacío, repetición, culpabilización, halago, seducción, etc.

Si no se pudiera cargar un producto de doctrina, de ideología, no existiría la publicidad que hoy conocemos. Si no se publicitara la doctrina, la ideología o lo que formalistamente llamamos propaganda, nadie prestaría atención, sería un mal negocio.

El Roto, en El País de hoy viene viene a completar lo que estamos diciendo.

Para prepararnos ante lo que nos viene, limpiándonos un poco la mirada y los oídos, nada mejor que el distanciamiento irónico y divertido de los autores de Vaya Semanita.




2 comentarios:

  1. Es difícil rebatir tus argumentos. Quizá, y para no levantar un polémica infructuosa, añadiría que lo importante es no caer en la trampa semántica; lo relevante es saber explicar a nuestros alumnos las trampas de las campañas comerciales e institucionales. Creo que ese debe ser el verdadero objetivo: educar en la lectura de los mensajes iconográficos que a diario bombardean los medios (prensa, radio y televisión)provengan de quien provengan.

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  2. Totalmente de acuerdo, Lu. LLamémoslo como lo llamemos, la publicidad-propaganda y la propaganda-publicidad sólo piensa en el fin, que puede ser muy loable (casi nunca), valorando los medios exclusivamente por su eficacia. La seducción abductora, que aprovecha nuestros más íntimos deseos y necesidades es el medio más eficaz para torcer las voluntades y conciencias.
    Y nuestra función como educadores -¡Qué difícil, ¿verdad?- es la de la viñeta de El Roto: dotar a nuestros alumnos de "escudos antimentiras" que reactiven "la carrera de argumentos".

    Un saludo cordial.

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